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Relatos de espantos, leyendas de la viuda, el guando, el duende.

 

El Guando


 

La vereda de Yunguilla se caracteriza por ser un terreno principalmente inclinado que es conectado por varios caminos de herraduras conocidos por sus amplios espacios para el desplazamientos de personas y animales, las pocas familias que conviven tienen sus fincas un tanto distantes entre ellas; sus casas son construidas en tapias apoyadas con madera y tejas.

 

Don José habita en la parte baja de este territorio, junto a su esposa y cuatro hijos dedican su vida a trabajar varios cultivos agrícolas especialmente el café y la crianza de ganado y animales menores como gallinas, cuyes y cerdos; el tamaño de su finca no es muy grande en promedio entre una y dos hectáreas. 

 

Las primeras luces del sol rompiendo con la oscuridad ya es indicio de ir afuera mientras las aves acompañan el despertar de una jornada que requiere en primer lugar de la atención de los animales domésticos; después de un desayuno acompañado de café, queso, huevos y plátanos, José se desplaza a trabajar fuertemente para mantener los cultivos que les permiten la supervivencia.

 

Luego de regresar a su hogar en una jornada que inicia desde las 7 de la mañana hasta las 3 de tarde, dedica no mucho tiempo a descansar y realizar su aseo personal, su familia es lo más importante el respeto es lo primordial acompañado de un constante diálogo, el trabajo conjunto permite dedicar las ganancias para fortalecer un buen vivir con las comodidades básicas, la venta de los productos agrícolas y animales no producen grandes ganancias pero son suficientes  para vivir tranquilos y  felices.

 

Llegada la tarde noche, cuando la oscuridad empieza hacer presencia, la familia Ordóñez sirve la comida, reunión donde se debate los acontecimientos internos y también se conocen las noticias del territorio cercano.

 

Minutos después, pasadas las 7 de la noche, José se alista en su cuarto, su esposa quien terminaba de arreglar la cocina.

 

 -Ya es tarde y piensas salir, mañana es sábado y tenemos que madrugar al mercado.

- Esta tarde el compadre pasó cerca y me invitó a su casa para hablar de un negocio, por tantos oficios lo estaba olvidando así que voy de un carreron.

- Y por qué mejor no esperas a mañana, sabes que andar en la noche es mucho peligro y  más en esos caminos tan solitarios.

-  Estoy peinado y cambiado no me voy a demorar de mucho, de aquí allá no está muy lejos.  

 

José sale apresurado con su linterna, emprende por los caminos de herradura hasta llegar a donde su compadre, a buen paso tarda unos 25 minutos, el ladrido de los perros anuncian la llegada, Don Francisco sale con cierta preocupación a esperar al visitante, al notar que es su amigo sus nervios se calman.

 

-Compadre se alcanzó  asustar los perros me desconocieron.

- A poco voy por la escopeta estos animales son muy escandalosos, siga entre pensé que no iba a venir.   

- Con tantos quehaceres me cogió la tarde.

 

Los dos ingresan a la casa, adornada con bellas flores ubicadas en maceteras en los pilares del patio principal, se sientan en el escaño y María como es costumbre no tarda en hacer el recibimiento con una buena taza de café acompañada con las tradicionales masas.

 

- y cómo le está saliendo el cultivo de maíz ya se acerca la cosecha.

- todo parece indicar que no tendré buena producción, a estos tiempos ya no se tiene nada bueno, por obligación toca llenar de abono las plantas. 

- ya la tierra no es la misma de antes, ahora nada se da sin realizar inversión en esos químicos y con lo caros que están.

 

El encuentro se prolonga con una extensa charla para tratar asuntos relacionados con labores del mantenimiento de sus fincas.

 

el tiempo si que vuela ya van hacer las 10 y en casa les dije que no me tardaría en llegar, ahora sí cuénteme cuál es el negocio.    

quiero negociar el terreno de abajo y una parte de esta finca, a usted le convienen esas tierras.

 

-  y eso por qué las piensa vender.

- estuve hablando con los hijos, los dos que están estudiando en la ciudad quieren que nos organicemos todos allá, con lo que logré reunir nos podemos comprar una casita, ya estamos muy viejos y el querer de ellos es llevarnos a donde podamos estar cerca.

- esta vereda se va quedar sola, varias familias se fueron y ahora ustedes también nos quieren abandonar, a mi si me gustaría los terrenos de abajo y contrario a usted los hijos míos no quisieron estudiar y toca seguir labrando la tierra para vivir.

- quería hablarle primero a usted de la venta, hay otros por ahí interesados.

- me tocaría hablar en la casa y ver cuánto se logra reunir por que debe estar valiendo un precio alto.

 

Los compadres continúan el discurso y en medio de este de repente un fuerte sonido les interrumpe.

 

- escuchaste otro no es sino el ojo de pollo.  

- claro lo fuerte que se sintió.        

- unos tres cantos alcancé a oír. 

- si chilla el ojo de pollo es porque el guando debe estar cerca.

- como se escuchó cerca eso quiere decir que el guando debe estar lejos.

- el sonido se sintió fue desde el palo de guamo que está aquí atrasito. 

- callemonos un rato haber si vuelve. 

 

El ojo de pollo es conocido como un ave nocturno, difícilmente se lo puede escuchar, tiene fama de ser el que anuncia cuando un espanto está cerca, su nombre se debe por tener un canto muy similar al de un pollito pequeño pero más agudo y más prolongado, se escucha como piiiiiiiiuuuuuuu.    

 

El sonido no se volvió a escuchar y los compadres volvieron con el discurso del negocio de la finca, terminaron cambiando de tema y el tiempo fue avanzando.

 

ahora si me toca salir corriendo vea las horas, son más de las 11 de la noche.

 mejor acomódese en un cuarto que tenemos vacío y se madruga, ya son cerca de las 12 y no es bueno andar en caminos tan tarde.

eso si no puedo, la mujer y los hijos deben estar preocupados yo les dije que por tarde les llegaba a las 10. 

      

Es noche de luna llena, José mira su reloj y este marcaba las 11:32 pm, se santigua y se adentra apresurado en los oscuros y encerrados caminos, la poca luz de su  linterna le marca los pasos a seguir.

 

Tras unos 10 minutos de camino su corazón se acelera, un silencio nunca presenciado le genera una gran preocupación, ingresa a un zanjón momento cuando el sonido del viento y las hojas son cada vez más intensos, de rempente sobre su cabeza fuerte y claro escucha el temible piiiiiiiiuuuuuuu, segundos después vuelve a sonar más intenso, su mente queda prácticamente en blanco y de inmediato acelera el paso y casi a brincos logra salir a un potrero, analiza entendiendo que está a mitad de camino se santigua nuevamente y continúa, avanza pocos minutos y nuevamente el fuerte sonido del ojo de pollo en los árboles de atrás, busca unas piedras e intenta asustar al detestable animal, su mirada se concentra cuando al fondo sobre un filo en las montañas del frente, claramente varias luces se desplazan, son personas que cargan una vela, otro no es sino el guando fue lo que quedó en su mente. 

 

José se paraliza mirando a todos lados y piensa si regresar a donde su compadre o continuar hasta su casa, los nervios son tan fuertes que tiembla y dedica su mente en hacer oraciones para que lo salven, regresa su mirada y las luces han desaparecido, prefiere llegar a su casa y empieza a correr por los empedrados caminos, minutos después alcanza a mirar las luces de su hogar solo falta atravesar el zanjón más largo, no hay forma de evitar el encerrado lugar y se adentra muy apresurado, nuevamente desde lo más profundo de las montañas alejadas suena piiiiiiiiuuuuuuu apenas lo alcanza a escuchar, su mente le recuerda es el guando y está muy cerca. 

 

Intenta correr más fuerte y en un momento la luz de la linterna se apaga, la mueve apresurado para recobrar su luz pero es en vano, la oscuridad es tan fuerte que no observa nada apenas unas pocas estrellas se distinguen entre el nublado cielo, no queda más de otra que avanzar, la poca visibilidad le impide correr así que avanza con cuidado, el silencio es aterrador, continúa unos pasos y siente que no está solo en ese momento desde atrás unas leves luces se alcanzan a notar.

 

Su cuerpo se paraliza no puede avanzar el miedo invade todo su ser, su mente le afirma el guando ya está aquí no hay escape, recuerda los consejos de sus abuelos, la única solución para impedir que el guando se lo lleve es tirarse al piso y abrir la manos a tal forma de asimilar una cruz; intenta avanzar pero sus pasos se sienten lentos, así que termina por tirarse al piso, recostado en la mitad y con los brazos abiertos, cerró sus ojos y las oraciones en su mente pidiendo protección.

 

Sin levantarse con la frente pegada al piso, empieza a notar las luces más cerca momento seguido de un espeluznante murmullo de varias personas, recuerda que por nada debe levantar su cabeza, los sonidos son más fuerte y por momentos parecen llantos y en otros risas, siente un aire tan frío sobre su espalda que avanza lentamente, parece como si le fuera a congelar, por un momento abre tantico su mirada y enfrente la imagen de un ataud cargado por cuatro señores cubiertos con mantos totalmente negros; cierra sus ojos y continúa orando pasa un minuto y sobre su cabeza escucha el fuerte sonido del ojo de pollo, piiiiiiiiuuuuuuu, de inmediato  recuerda, el chillido está cerca significa que el guando va lejos, se levanta y sale apresurado; finalmente despúes de pocos minutos  termina por entrar a su casa.

 

De forma violenta ingresa a  su cuarto, su mujer asustada le pregunta que ha pasado.

 

- pero qué te pasó acaso te persiguen para matarte.

- el guando me alcanzó en el callejón casi llegando.

- Madre Santa te advertí que no salieran en la noche ya sabes lo peligroso que es andar solo en esos caminos riales.

- Afortunadamente los consejos de los abuelos me  salvaron, lo único que me quedó fue tirarme al piso y esperar que ese espanto pasara por encima.     

- eso sí pero también porque eres un hombre de buen corazón, si fueras una mala persona de seguro te cargan y te meten en el ataúd y en este momento estuvieras en los patios del infierno. 

 Las historias del guando son comúnmente transmitidas oralmente de generación en generación entre los habitantes de las zonas rurales en lo largo y ancho de las 47 veredas que conforman el municipio de San Pablo Nariño.

 

La aparición de la viuda.

Sebastian Muñoz es un habitante de la vereda el Ramal del municipio de San Pablo Nariño, hoy con sus 70 años de vida nos recuerda sus vivencias en sus años de juventud.

 

Cuando estaba por cumplir los 40 años época cuando trabajaba en la ganadería, acostumbraba a visitar el Chaguayaco, una vereda perteneciente al municipio de Bolívar Cauca y cercana a su lugar de residencia, San Pablo tiene límites con el departamento del Cauca.  

 

Por motivo de algunos enredos en los negocios le cogió la tarde en el Chaguayaco, siendo las 2 de la mañana Sebastian tenía un mal presentimiento, en este sector se escuchaban rumores de existir un grupo de ladrones, el mejor caballo el más caro  lo acompañaba en esta ocasión, frente a su temor determinó regresar a su casa.     

 

Durante su transcurso de vuelta con su fiel compañero —su caballo—, llegó a un punto malo  “La Campana”; el sitio más alto donde se traza el  límite entre Cauca y Nariño,  fue ahí donde sintió la mirada de una mujer, de esas que según él, son las que merodean en la noche. 

 

Su experiencias previas le daban una pista de quién podría tratarse y sin detenerse a pensarlo mucho decidió pasar por su lado ignorando su presencia.

 

Pero la apariencia imponente de esta mujer, muy alta y de vestimenta negra, logró asustarlo por un instante, incluso su caballo se inquietó lo suficiente como para hacer que su dueño se tambaleara y casi se cayera. Por suerte, Sebastián logró tranquilizarse y tomar el control de la situación para poder seguir con su camino a casa, sano y salvo.

 

Sebastián describe haber encontrado varias veces la viuda, en cierta ocasión le pagaron para cuidar durante toda la noche unos bultos de cemento en la orilla de la carretera, se llevó uno de sus sobrinos para que le sirviera de compañía, siendo las doce de la noche el muchacho le gritó - vea tío una mujer una mujer - en respuesta le respondió que era una muchacha que regresaba para su casa, pero él sabía que se trataba de un espanto, al rato y sabiendo que tenía un buen revolver determinó salir a merodear el sitio y justo muy cerca en un nacedero de agua ahí estaba la viuda, la mujer vestida de negro esperó para que le disparara, sin embargo con la conciencia de poder ser atacado no se animó a disparar y pronto regresó al sitio de cuidado junto a su sobrino.

 

 

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